¿Por qué el nombre de Rosario?

     Explica San Luis Maria Grignion de Montfort, que Santo Alonso Rodríguez, de la Compañía de Jesús, rezava con tanto fervor su Rosario, que se vía con frecuencia, a cada Padre-nuestro, salir de su boca una rosa roja, y a cada Ave-María una blanca igual en hermosura y perfume, sólo distinta en el color.
     Las crónicas de San Francisco cuentan que un joven religioso tenía el buen costumbre de rezar todos los días el Rosario antes de la cena.
Cierto día, habiendo faltado con este propósito, solicitó de su superior la permisión de retirarse de la cena para rezar el Rosario en su celda. Con el debido permiso, se ha retirado. Pero, como tardava mucho en retornar, el superior envió un hermano a llamarlo. Este lo encontró iluminado con celestes resplandores y la Santísima Virgen María con dos ángeles, próximo a él. 
     A la medida en que decía una Ave-María, una rosa se le salía de la boca y los ángeles las cogian una trás otra y las colocaban en la cabeza de la Virgen, haciéndole una corona. La Virgen le manifestaba su contentamiento. Otros dos hermanos fueron enviados para saber la causa del retraso de sus compañeros y viran también el prodígio, y la Santísima Virgen no ha desaparecido, sino cuando terminó de rezar el Rosario.
     La oración del Rosario es así una gran corona, y el de cinco decenas una grinalda de rosas celestes que se coloca en la cabeza de Jesús y de María. La rosa es la reina de das flores: del mismo modo, el Rosario es la rosa, la primera de las devociones.

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