La vida interior


por Mons. João S. Clá Dias

En esta tierra, nuestra vida debe estar marcada por la preocupación primordial de cuidar las cosas eternas. Como explica el padre Romano Guardini, la existencia humana se desarrolla en dos planos paralelos: el interior y el exterior. El más importante, sin embargo, es el interior, ya que a fin de cuentas el exterior procede de él. “Así sucede que —agrega— en la propia vida común de los hombres, lo interior so- brepuja lo exterior. Tiene carácter de ‘único necesario’, que debe mostrarse primero con claridad. Si las raíces de un árbol están enfermas, éste puede crecer un tiempo más pero acaba por morir. Esto es más verdadero todavía en la vida de la fe. En ella existe también un dominio exte- rior; se habla y se escucha, se trabaja y se lucha, hay obras e instituciones, pero el último sentido de todo esto reside en el interior.
Hagamos los esfuerzos necesarios para elevar al Cielo nuestra visión deformada por el espíritu naturalista, porque en el umbral de la eternidad las cosas concretas nos serán retiradas. Nuestra fe se convertirá en visión de Dios cara a cara, nuestra esperanza en posesión definitiva del Sumo Bien, y la caridad alcanzará su plenitud.
Nosotros no recibimos a Jesús, sólo en nuestra casa, sino en nuestro corazón. El Señor se nos da mediante la Eucaristía, y en vez de afanarnos en prepararle un banquete, Él nos alimenta con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, ¡situación mucho más feliz y celestial que la de la familia de Betania que tantas veces hospedó a Nuestro Señor!
Así, agradezcámosle a Marta su celo en dar acogida a Cristo, alabemos a María por el ejem- plo de amor a Dios, pero sobre todo demos gracias al Señor por lo que hace, a cada momento, por cada uno de nosotros.  

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