Comience desde la infancia a darle al niño todo lo que pida; así se criará con el convencimiento de que el mundo se lo debe todo.
Cuando aprenda malas palabras, celébreselo. Eso le hará pensar que es muy gracioso.
Nunca le dé enseñanzas espirituales. Espere a que cumpla los 21 años y que decida entonces según su libre albedrío.
Recoja todo lo que deje botado: zapatos, ropa, juguetes. No le permita valerse por sí mismo, para que se acostumbre a echar la culpa a los demás.
Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño. Así no se impresionará demasiado el día que se deshaga el hogar.
Déle al niño todo el dinero que exija para sus gastos. Nunca permita que se lo gane él mismo. ¿Por qué dejar que el pobrecito pase los mismos trabajos que usted?
Satisfaga todos los caprichos de sus hijos, en lo relativo a las comidas, bebidas y comodidades. La privación puede causar frustraciones nocivas. ¿No le parece?
Apóyelo en cualquier discusión que entable con los vecinos, los maestros o las autoridades. Es que todos le tienen rabia. ¿Pobrecito, verdad?
Cuando su hijo se encuentre en enredos serios, discúlpese diciendo: Nunca pude con este muchacho.
Prepárese a llevar una vida llena de pesares, pues lo más probable es que las tribulaciones se las haya labrado usted mismo.
Fuente: Lista preparada por el departamento de policia de Houston, Texas, EUA.
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