Un Copón resplandeciente
El
siguiente hecho ocurrió en la histórica ciudad de Huesca. Durante la
noche del 29 al 30 de noviembre del año 1648, fue robado en la iglesia
catedral un copón con las Sagradas Formas, sin que, por desgracia, se
diera cuenta persona alguna del horrible sacrilegio. Al amanecer del día
siguiente, subió el campanero, según era su costumbre, a tocar el
Ángelus y a dar la señal para la Misa primera. Al terminar, un hecho
extraño llamó poderosamente su atención. En un montón de estiércol que
había en un campo cercano al seminario, vio un objeto que brillaba de
una manera extraordinaria. Extrañado de aquel fenómeno, bajó a la
iglesia a decirlo al sacristán, y ambos se dirigieron enseguida al lugar
de donde salía tan fuerte resplandor. Cuál no fue su sorpresa al ver
que la luz procedía del interior del montón, y que, al excavar por aquel
punto, aparecía un copón resplandeciente, que contenía la Sagrada
Eucaristía.
La
noticia de este prodigio se divulgó por toda la ciudad con la velocidad
del rayo. Con gran concurso de pueblo y piadosísima reverencia, el
copón milagroso fue devuelto a la iglesia, y se pudo comprobar, sin
ninguna clase de duda, que era el mismo que, el día anterior, estaba en
el Sagrario y que unas manos impías se habían atrevido a robar.
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