Reflexión para Cuaresma


Fervorosa enmienda de toda nuestra vida


       Sé desvelado y diligente en el servicio de Dios, y piensa con frecuencia a qué viniste, y por qué dejaste el mundo. 
       ¿No fue acaso con el fin de vivir para Dios y ser hombre espiritual? 
       Sé, pues, ferviente en progresar, porque pronto recibirás el premio de tus fatigas, y no habrá ya temor o dolor en tu horizonte. 
       Ahora trabajarás un poco, y después hallarás un gran descanso, más todavía, una alegría sin fin. 
Si permaneces fiel y fervoroso en obrar, sin duda Dios será fiel y generoso en recompensar. 
       Debes tener la firme esperanza de que alcanzarás la victoria, pero no conviene dar cabida a la certeza absoluta, para que no te cruces de brazos o te enorgullezcas. 

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