La Lectio Divina

Por Alexandre José Rocha de Hollanda Cavalcanti



La lectio divina es un método de  lectura de la Palabra de Dios iniciado por San Gregorio Magno, monje benedictino del  siglo V-VI, que llegó a ser Papa.

Para San Gregorio la Lectio Divina es constituida de cuatro partes:
1. Lectio Es la lectura propiamente dicta, con atención y espíritu de escucha a la Palabra de Dios, siempre precedida de la oración que prepara al fiel para su recepción.
2. Meditatio: El la meditación de la Palabra que fue leída, aplicándola a la existencia concreta del lector. Aquí se puede aplicar los métodos ignacianos (posteriores), de composición de lugar, interiorización, reflexión y propósitos.
3.   Oratio: Es el coloquio con Dios, o “oración mental” en que se va presentar a Dios lo que se conoció en la Meditatio, agradeciendo los bienes, pidiendo perdón y gracias para alcanzar la perfección específicamente en los puntos meditados.

4. Contemplatio: Es la elevación del alma a Dios, en la contemplación de las grandezas del Altísimo, tomando como base contemplativa el texto meditado.

La Lectio Divina  por tanto, abarca los 4 sentidos de la Escritura: Literal, Moral, Analógico y Anagógico, siendo que San Gregorio pone énfasis en el sentido Moral, en que se aplica las enseñanzas de la Escritura a la vida concreta, en su dimensión práctica, es decir, la lectura no queda en conocimiento abstracto, sino que se aplica al vivir moral del fiel. De este modo, la vida moral se hace preparación para la contemplación, que es la fase final de la Lectio Divina y la meta del conocimiento de la Escritura y de la Teología.
La aplicación del sentido moral lleva el ser humano a acoger la llamada de Dios a la conversión, proponiendo la relevancia primordial de la moral en la teología y por tanto la aplicación de la Palabra de Dios a la santificación y perfeccionamiento espiritual del cristiano.
En la Lectio Divina encontramos la profundización en las enseñanzas de las Sagradas Escrituras, en que el hombre se abre para escuchar la voz de Dios y utiliza la razón aplicada a la Fe. Así, por la razón, el cristiano hace la lectura atenta y la meditación aplicada a su vida concreta y por la fe, hace la oración y la contemplación. Es colocar la razón a servicio de la Fe, a servicio de la mística, de la gracia divina y por tanto de la santificación personal.

La afirmación de San Lucas de que «María contemplaba todas estas palabras en su corazón» (Lc 2, 50-51) nos presenta a María como modelo y ejemplo de la Lectio Divina, pues ella se pone entera en la escucha obediente de la Palabra que fortalece su fe: escucha, reflexiona, pide luces y se une a los designios del amor divino.
El contacto con la Palabra de Dios, que da inicio a la Lectio Divina debe constituir el fundamento de toda oración contemplativa, puesto que el objeto de la oración es el misterio de la fe. Tomando la Sagrada Escritura como punto de partida buscamos la luz para nuestra vida. 
El contacto con la Palabra no es sólo conocimiento, sino que enseña a formar juicios rectos a la luz de Dios y transformarlos en propósitos concretos de perfeccionamiento y cambio de vida, transformando poco a poco el juicio, la voluntad, la afectividad y la imaginación, que se asemejan a Dios orientadas por la Palabra revelada.

El Catecismo explica que la verdadera meditación hace intervenir al pensamiento, la imaginación, la emoción y el deseo. Esta movilización es necesaria para profundizar en las convicciones de fe, suscitar la conversión del corazón y fortalecer la voluntad de seguir a Cristo.


Por fin, la contemplación es la actividad que consigue captar una realidad espiritual a a través  de la unión afectiva y efectiva con Dios, esta se vincula a la fe y es un don recibido de Dios, cabe al hombre pedirla y abrir su alma y su corazón para recibirla y responder a esta condescendencia divina, con actitud de obediencia pasiva frente a la acción de Dios que obra directamente en el alma. Esta contemplación no siempre será percibida por la persona, sin embargo, sus efectos se harán sentir en una unión de intenciones con su Creador.

Comentarios

Unknown dijo…
Doy gracias al DIVINO REDENTOR, por haberme conducido a este sitio de internet, donde puedo enriquecerme con el conocimiento de la Palabra de DIOS. A Uds. hermanos muchas bendiciones, por publicar estos artículos.

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